» Se aprenden más en los bosques que en los libros;
Los árboles y las rocas os enseñarán cosas que no aprenderéis en otro lugar «.
Bernard de Clairvaux (1090-1153)
Cada vez percibo con mayor claridad que todo lo que en verdad necesitamos comprender está escrito en la naturaleza. Pero, ¿sabemos leerla? Personalmente, cuando tengo dudas y confusión sobre muchas cosas mi mente intenta retrotraerse a las cavernas, bucear en cómo se desenvuelven los animales y los ecosistemas… Entonces suelen aparecer las, para mí, mejores respuestas, y siento que empieza a separarse el grano de la paja. Creo que nada ha contribuido tanto a mi visión de la psicología y de la vida como la contemplación reflexiva de la naturaleza.
Observando la naturaleza encuentro la sencillez dentro de la complejidad, los valores inopinables, la realidad tras los conceptos y el espejo de nuestra naturaleza interna. No creo con esto que lo natural equivalga a lo bueno, porque ni la bondad ni la maldad están en la naturaleza; lo que está en la naturaleza son las persistentes leyes que definen la esencia de la vida.
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