Ojos que no ven…hostia que te pegas.

Con férrea voluntad se puede intentar todo, y conseguir bastantes cosas.

Solo tus pensamientos y convicciones establecen los límites de lo que es posible, además de tus limitaciones físicas, cognitivas y situacionales.

La enfermedad de creer que toda enfermedad procede de algún conflicto emocional, a buen seguro procede de algún conflicto emocional.

A menudo está bien lo que bien acaba…si no se te ocurre volver a intentarlo del mismo modo.

Sonríe a la vida, y la vida te sonreirá. Pero cuida que no sea una risa ingenua que te impida de vez en cuando dar un puñetazo en la mesa.

La casualidad sí existe, y no es más que todo el conjunto de concatenaciones causales que inevitablemente escapan a nuestro conocimiento y control.

No mereces ser feliz, ni mereces ser desgraciado. Se trata de que obtienes, como el jugador de cartas, lo que resulta de la habilidad con que gestionas tus casualidades.

Déjate llevar por el corazón; él no se equivoca… salvo frecuentemente cuando está conducido por la envidia, la rabia, el miedo, la culpa, la vergüenza, la apatía…

Si intentas una cosa con todas tus fuerzas alcanzarás el éxito… y probablemente la desgracia en todas las demás cosas.

El éxito está sobrevalorado, y la felicidad está banalizada o “exitada”. La felicidad no es exuberante, sino que conlleva una sencilla y amable cotidianidad.

Pelea por lo que quieres… siempre que coincida con lo que te conviene; así que necesitas aun más lucidez que persistencia.

Ámate a ti mismo y te desdoblarás; pero sencillamente sé tú mismo y te liberarás.

¿Amarte incondicionalmente? Eso no es amarte, es sencillamente ser.

Recuerda siempre que eres único, pero que en absoluto eres especial.

Quien no conoce la historia está condenado a repetirla, y quien la conoce, tal como demuestra la historia, normalmente también.

Más vale pájaro en mano que ciento volando, salvo que en verdad estés dispuesto a asumir el riesgo.

«Más vale malo conocido que bueno por conocer». Este es uno de los mandamientos de nuestra educastración, para deleite de los dominantes y resignación de los temerosos.

Una estrategia usual para reforzar el autoengaño y sentir amortiguada la propia desgracia es buscar personas que se adhieran a la misma, ya sea vendiéndola como la mayor de las dichas posibles o bien como una experiencia inevitable.

¿La excepción que confirma la regla? Esa idea absurda la inventaron aquellos a quienes les interesan las reglas.