Razonar es un proceso fácilmente viable cuando se trata de cuestiones estrictamente técnicas o matemáticas, pero se trata de un proceso titánico cuando involucra cuestiones emocionales e ideológicas. El razonamiento entonces, como si de un barco rompehielos se tratase, golpea contra los temores, las ilusiones, los egos y todo tipo de inconscientes autoengaños, y fácilmente queda encallado o reorientado hacia islas confortables. Estas islas construidas por nuestra imaginación, de las que casi nadie quiere salir, están fuertemente amuralladas y forjadas de falsa seguridad.
Para que el razonamiento no derive fácilmente hacia la mera racionalización es precisa una alta dosis de humildad, honestidad personal, introspección y desapego de toda creencia. Estas islas de cómoda ficción están llenas de magníficos razonadores, porque en el océano de la existencia todos somos marineros aprendices.

Three Thinkers Sitting In Front Of A Computer Screen. 3D Illustration.
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