Charlas motivacionales, vídeos inspiradores, famosos -y caros- comunicadores con gran impacto persuasivo, frases que llegan, cursos de crecimiento personal con fuerte carga emotiva y seductora -donde no suele faltar un buen repertorio de abrazos entre los participantes-, coaching para el éxito y la resiliencia, ejercicios gestálticos curso tras curso para conectar con tus emociones, …

Cocaína para la motivación, la energía y la seguridad, cannabis para el sueño y la evasión, ansiolíticos para el estrés, antidepresivos para el duelo y la decepción, café para poder arrancar el día, banderas para el orgullo, líderes que arrastran…

El ser humano siempre ha confundido fácilmente la transitoria emocionalidad con el verdadero aprendizaje, el conocimiento con la mera sensación de conocimiento, la apariencia con la estructura, lo seductor y atrayente con lo conveniente y adaptativo, lo inmediato con lo duradero, el continente con el contenido, los elementos excitantes o consoladores con los elementos sustancialmente transformadores.